Vengo en medio de un "cholo" rapado con cicatrices en la cabeza, pants y audífonos "beats" y de un señor que parece ser empresario, con buen porte y muy amable. El primero se muere de miedo desde que despegamos, reza y le tiemblan las manos y lo le digo no pasa nada pero me ignora y sigue temblando.
Por un lado (literal) tengo toda la tranquilidad con el señor empresario, leyendo la revista del avión y disfrutando del vuelo, mientras que de lado derecho tengo el nervio de que pase algo, siempre se me atraviesa ese miedito y mientras más me acerco a las nubes pienso, "que tal que esta cosa se desploma, qúe miedo!" y cuando hay turbulencia, peor!, siento como le explotan los vasitos sanguineos de las manos y me empiezan a sudar, viene y va.
Con unos audífonos y una buena canción se esfuman las dudas, saco mi cuaderno y mi pluma y empiezo a escribir alguna historia o anecdota que me venga a la mente (a veces escribo hasta 4 páginas seguidas y los que van a lado de mi me terminan preguntando siempre que qué escribo?, se quedan extrañados por que ahora todo es celular, iPad y laptop) me encanta escribir, nada como el contacto del papel con la pluma.
Lo que más disfruto de volar, es el tiempo que paso conmigo, por unas cuantas horas, me desconecto del mundo, me despreocupo y echo a volar la imaginación. Si voy de vacaciones me imagino todo lo que voy a conocer, cúantas fotos voy a tomar, qué voy a comer etc.
Si voy de regreso a casa pienso en como me recibe mi mamá siempre, con un buen abrazo y una buena propuesta de película para ver. Otras veces imagino que soy millonaria y que tengo muchos negocios y soy muy exitosa, depende del humor que traiga (algún día lo seré).
Vayas a donde vayas, siempre vas a tener algo que contar.
Mientras, a disfrutar el vuelo y esperar que no se caiga el avión, je!
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