Una de las cosas que más disfruto cuando viajo es conocer los lugares que frecuenta la gente local, soy de la idea de que si estás es esa ciudad de visita es para conocer lo que hacen los locales y no tanto los lugares típicos de los turistas (aunque siempre acabo de uno o dos de esos).
Esta vez estaba en Madrid con mi novio de vacaciones, llevábamos 5 días caminando todo el día y conociendo lo más que se pudiera, incluyendo comer en cada lugar que triamos en la lista de recomendaciones para conocer pero todavía no daba con el lugar que me hiciera sentir como toda una española en el mero Madrid.
El miércoles había partido en el Bernabeu y claro que D.S. no iba a dejar de ir a ver el triunfo de su equipo, por lo que yo decidí hacer planes con una muy buena amiga que conozco desde primaria y lleva viviendo ahí más de 6 años, quedamos en que me iba a llevar a conocer "La España profunda" y quedamos de vernos en la estación del metro "tal".
Cansadísima de haber recorrido una vez más una gran parte de la ciudad, llegué a mi hotel a descansar un poco y arreglarme para encontrarme con Karime.
Llegamos a esta "cantina", apenas podíamos caminar de lo lleno que estaba, era un lugar no muy grande con una barra a lo largo del local, mesas en forma de barril, todas llenas claro, y con muchos adornitos colgados en el techo y botellas de vino por todas partes. por fin llegamos a la barra donde todos los meseros saludaron a mi amiga de beso y abrazo y nos empezaron a mandar platos enormes de comida y "cañas" (cervezas).
Estuvimos poniéndonos al dia de todo lo que hemos hecho en todos estos años mientras seguíamos comiendo y tomando cañitas. Al estar tomando fotos del lugar me di cuenta que el piso estaba lleno de basura, asqueroso. Le comenté esto a Karime y me dijo que en España entre más sucio esté el lugar, más bueno es, entonces comes, te limpias con una servilleta y la tiras al piso! tratamos de hacerlo un par de veces pero nuestra moral no nos dejó.
Varios chupitos después llegó D.S con sus amigos felices por el trinfo del R.M., seguimos pidiendo comida y cervezas, conocimos a dos ecuatorianos, un boliviano, un borracho dormido en la barra y seguimos en este lugar hasta que nos cerraron.
Entre risas y cañitas pasamos la noche. Entre Cáceres y Badajoz.
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